Almuerzo con Julio Galo

Almorzando con Julio Galo

Hoy hemos estado almorzando con Julio Galo, colaborador habitual desde los inicios del Club de Tiro al Plato Monzón. Todo aquel que ha ido al campo de tiro habrá coincidido con él alguna vez y quizás lo ha visto cambiando blancos, arbitrando o tirando al nivel de las nuevas generaciones. Julio Galo ha dedicado muchos años al Club y al tiro deportivo y desde el blog le regalamos el primer almuerzo como pequeño homenaje.

Con 84 años, y operado del corazón a los 50, nos cuenta que para él el tiro ha sido media vida y que incluso ahora no deja que pasen los días sin oler a pólvora. Pasad y sentaos con nosotros, que ya traen el almuerzo…

CTM: ¿Cómo fue a parar al mundo del tiro?

JG: Las armas me han gustado siempre, incluso desde antes de ir al ejército. Allí ya tenía curiosidad y tiré por primera vez, pero cuando fui guardia civil empecé a dedicarle más tiempo y a participar en las competiciones de la comandancia. Y más tarde llegué a formar parte del equipo de tiro de la Dirección General para ir a los campeonatos de Interejércitos.

CTM: ¿Qué tal le fue en Interejércitos?

JG: Los resultados fueron bastante buenos. En los campeonatos competían un grupo de cada uno de los tres ejércitos. Se organizaban una vez al año y duraban ocho días. Viajamos mucho. Estuvimos en Santiago de Compostela, en Zaragoza, en Granada, en Almería… Allí empezó a “picarnos el gusanillo” demasiado, pero entrenábamos sólo cuando teníamos que ir al ejército, aunque dos meses antes ya empezaba a preparar la munición para ese momento.

CTM: ¿Con cuál se queda?

JG: Estoy satisfecho con el éxito en Granada, porque a Interejércitos acudía la flor y nata de todos los ejércitos, y quedé campeón de pistola de velocidad militar, una modalidad que en el argot se llama “pachanga” y fue bastante difícil porque se tiran 5 disparos a un solo blanco en 10, 8, y 6 segundos a 25 metros.

CTM: ¿A qué modalidad del tiro deportivo está más aficionado?

JG: Desde siempre lo que más me ha gustado es el fuego central, que se tira a precisión y a duelo. En el duelo, en la modalidad de velocidad olímpica, un mismo tirador dispara una vez sobre cada una de las 5 siluetas, sin embargo en la versión militar, tiran todos los participantes a la vez disparando las cinco veces sobre una misma diana, y eso lo vuelve más complicado.

CTM: Dicen en Aragón que este deporte le debe mucho a Julio Galo. A su edad sigue ejerciendo de árbitro y de Secretario Técnico de la Delegación Provincial de la F.A.T.O., y también colaboró activamente en la creación de varios clubes de tiro de la provincia…

JG: No, yo le debo al tiro deportivo. El tiro a mi no me debe nada, pero siempre me ha gustado colaborar, aunque no he formado parte de la Junta Directiva de ningún club de tiro. Trabajando de Guardia Civil viajé por toda provincia desde el Pirineo hasta Fraga, y allí impulsé el Club de Tiro Las Acacias. Construimos tres puestos con Martínez y Portolés, los dos fallecidos. En Huesca viví dos años, cuando estuve estudiando para oficial, y también «empujamos» un poco el Club de Tiro Loreto.

CTM: ¿Y en Monzón?  

JG: También. Al principio el Club estaba en la Fuente del Saso y sólo se tiraba al plato y se lanzaba a mano. A finales de los 70 se trasladó al Cerro de Santa Quiteria, y ayudé en la instalación de las máquinas. Nos reunimos en el Restaurante Piscis con José Royo, entonces presidente, Juan Flores, Miguel Soler, Juan Díaz, capitan de la C.O.E. y Pedro Paloma e hice un dibujo mal hecho como propuesta para hacer la galería de precisión y se lo di a Pedro Paloma, como referencia para preparar los presupuestos. Al principio se construyeron sólo las canchas de plato y se aplazó la obra de la galería de tiro. Con el tiempo se visitó el campo de tiro de Fraga para tomar ideas y terminaron de diseñarla, pero fue algo que yo inicié.

CTM: Como tirador ha recorrido toda España y parte del extranjero, ¿qué recuerda de su paso por Francia?

JG: El viaje a Muret, la ciudad francesa hermanada con Monzón, surgió a iniciativa del Ayuntamiento de Monzón, como actividad de intercambio. Estuvimos allí en una comisión para competir amistosamente. Los franceses ya habían visitado antes Monzón. Nos acogieron muy bien y fue una experiencia estupenda. El campo de tiro allí era más pequeño que el de Monzón y quizás había menos afición que aquí. Tiramos con pistola de aire comprimido y les ganamos. Se decidió que usáramos este tipo de pistola porque era la que menos autorizaciones necesitaba para su traslado a Francia y con otro tipo de armas deportivas se corría el riesgo de que no nos las admitieran al cruzar la frontera.

CTM: ¿De qué éxitos se siente más orgulloso?

JG: A nivel individual, estoy muy satisfecho con en primer puesto, con 70 años, en la categoría de Veteranos C en el Campeonato Nacional celebrado en Mollet del Vallés, en la modalidad de pistola libre. Creo que es lo máximo a lo que podía aspirar. También gané en alguna ocasión el Campeonato de Aragón de Pistola Standard, aquí en Monzón.

Por equipos recuerdo con especial ilusión cuando ganamos el Campeonato de Interclubes de Aragón por primera vez. Yo estaba entonces en pleno apogeo y con mis compañeros, entre ellos Pedro Paloma, formamos un equipo fuerte. En los Interclubes logré estar en los primeros puestos en varias ocasiones, en los calibres 32 y 38.

CTM: ¿A quién admira como tirador?

JG: Si me tengo que quedar sólo con uno sería a Pablo Perera. A Pablo lo conocí en la tirada de inauguración de la galería de tiro aquí en el Cerro de Santa Quiteria. Su especialidad es también la pistola libre y ha sido campeón de España por equipos varias veces. Él era el que nos animaba a viajar para competir. Lo admiro porque ha vivido el tiro con sacrificio y cuando entra en el puesto sabe concentrarse y meterse en el papel. Y su afición se mantiene hoy como al principio. El otro día, a sus años, quedó campeón en el VII Trofeo Armería Souto, aquí en Monzón.

CTM: Las armas suelen relacionarse casi siempre con la violencia, pero quienes conocen este deporte no lo ven así. Se dice que practicar el tiro deportivo mejora la capacidad de concentración y es para muchos un estilo de vida… 

JG: Sí, se piensa que los que tienen armas son violentos. Pero yo no he visto nunca a una pistola correr detrás de un hombre para matarlo. La pistola es inofensiva, eso sí, las manos que la tocan tienen que ser expertas.

CTM: Para tirar bien es importante saber concentrarse, ¿tiene algún truco para hacerlo?

JG: No tengo trucos, se trata de olvidarse de todo y de fijarte sólo en la diana. Hay que tomar aire y luego cortar la respiración y sacar el tiro cuando puedes, porque muchas veces no sale cuando quieres.

CTM: ¿Cree que el tiro deportivo puede servir de ayuda a quien lo practica?

JG: Sí. Yo tenía un amigo que sufría de nervios y estrés, y otro amigo en común le animó a probarlo y a los cuatro días se le fueron todos los males. Al poco tiempo empezó a competir y hasta consiguió ganar campeonatos provinciales y nacionales. Este deporte se convirtió en su vida.

También a mi me ayudó. Si no hubiera sido por el tiro seguro que ya no estaría aquí. Yo enfermé y practicarlo me animó y me despejó. Cuando sufrí el infarto y me operaron, aunque no lo entendieran, en seguida tuve la necesidad de volver al campo de tiro, porque era lo que a mi me distraía de pensar en lo qué me podía estar pasando por dentro con la operación, de esa sensación de poder morirte en cualquier momento.

CTM: ¿El tiro deportivo está en un buen momento?

JG: El camino que está tomando ahora es bueno si lo saben tomar, pero vienen sobre todo buenos tiradores a partir de los 40 años de edad. La mayoría de los jóvenes no llegan a aficionarse de verdad, porque es sacrificado, hay que entrenar entre semana, competir los fines de semana…

CTM: Sorprende verle participando en las competiciones a punto de cumplir los 85 y con un pulso envidiable…

JG: La verdad es que los resultados ya no son los que eran y cuesta adaptarse a conseguir puntuaciones más bajas habiendo estado a otro nivel. Y pronto tendré que ir pensando en dejar de hacerlo… Otros han sido mucho mejores que yo pero ahora no tiran porque les da vergüenza hacer menos puntos de los que hacían. Pero a mí tirar además me sirve para no pensar en otras cosas. El tiro es como una terapia.

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